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La mama es un órgano peculiar. Está encargado de fabricar leche para alimentar a las crías y esto nos clasifica junto a los animales dotados de este órgano, como mamíferos. Pero en la raza humana, a diferencia de otros mamíferos, tiene además otras importantes funciones: estética, de atracción sexual y simbólica, especialmente de la maternidad. Por esto en la mujer, la mama es mucho más que una glándula productora de leche y para diferenciarla del órgano simplemente nutricio de los demás animales mamíferos se le puede llamar seno.
La mama humana, o seno, presenta muchos aspectos interesantes, no sólo por sus múltiples enfermedades, además del cáncer, sino también por la necesidad de conocimiento de sus condiciones de normalidad, sus cuidados, etc. Hasta los años 70, había poco interés por el estudio de la mama y, el problema principal, que es el cáncer, se trataba por médicos aislados con unos conceptos muy estancados en el tiempo. El conocimiento de nuevas técnicas de diagnóstico y tratamiento y la concienciación de la importancia de la mama en todos sus aspectos, llevó a la convicción de que, para solucionar los problemas existentes, era necesario cambiar los esquemas utilizados y estudiar la mama normal y patológica aunando e integrando los conocimientos de las diferentes especialidades relacionadas y así nace la Senología, que comprendiendo la importancia de la mama y la repercusión de sus alteraciones en la mujer e incluso en la sociedad, añadió que este estudio amplio y especializado debía hacerse además, con un enfoque humanista.
Así pues la Senología, que también puede ser llamada Mastología, es una nueva Rama de la Medicina, que el Profesor Prats Esteve introdujo en España en los años 70 mediante múltiples Cursos y Congresos, y , a partir de 1989 impartiendo en la Facultad de Medicina un Master de la Especialidad que ya ha formado y titulado a más de 900 médicos de diferentes nacionalidades. En efecto , hoy día se acepta que, para la atención correcta de la Patología Mamaria deben actuar conjuntamente diversos especialistas (radiólogo, ginecólogo, cirujano, patólogo, oncólogo, radioterapeuta, cirujano plástico, psicólogo, médico de cabecera, ) coordinado por alguno de ellos con formación amplia y dedicación específica; esto es la SENOLOGÍA, que se practica en este Centro que fue pionero en 1972.
Es un estudio de la mama mediante rayos X, pero se diferencia de las radiografías normales en el tipo de radiación más suave y el tipo de imagen mucho más detallada. Una radiografía se obtiene haciendo atravesar la zona a estudiar por una radiación que se atenúa según la densidad de las estructuras que encuentra a su paso; esta radiación se recoge por un sistema que permita convertirla en imagen y esta imagen representa la intensidad de radiación que llega en cada punto, y su energía depende de la que ha ido perdiendo en el trayecto; el resultado es como una sombra tras atravesar la luz un objeto con densidades diferentes como sería un árbol. Para hacer una radiografía se necesita: una fuente de irradiación, la existencia en el trayecto de estructuras con diferente absorción y convertir en imagen esta energía que llega al sistema de detección. En la mamografía la radiación es especial y diferente de la radiología normal, blanda y muy fina, y el sistema de recogida de la imagen muy sensible porque las diferencias de densidad de las estructuras de la mama son muy tenues y además se necesita ver imágenes muy pequeñas. Los aparatos modernos van perfeccionando la radiación para mejorar su calidad y reducir su intensidad y el sistema de imagen para obtener el máximo detalle.
Para obtener la imagen esta energía se puede recoger directamente en una placa que se revela; es como una fotografía, puede digitalizarse y después transformarse, o con la tecnología más reciente, ser captada directamente por miles de pequeñísimos detectores y a partir de aquí llevarla a diversos medios de soporte para ser estudiada. Cuanto mayor sea la calidad de la radiación y la cantidad y sensibilidad de estos detectores, mejor será la imagen obtenida. En general a este sistema se le denomina MAMOGRAFÍA DIGITAL DIRECTA DE CAMPO COMPLETO. Hay que tener en cuenta que el resultado final dependerá de la intervención de un especialista experto en la elección de las proyecciones, el correcto posicionamiento y compresión y especialmente la lectura e interpretación de la imagen con la emisión de un correcto dictamen que ayude en el estudio global de la paciente, generalmente integrado con otros procedimiento como la valoración y exploración clínica y el empleo de otros métodos complementarios cuando se precisen.
La imagen obtenida debe ser almacenada y también puesta al alcance de los otros médicos. Esto se hace con frecuencia mediante grabación en un CD que, si bien es el método más barato, precisa que quien lo reciba disponga no sólo de un programa para abrirlo sino, especialmente, de una pantalla de muy alta resolución para leerlo con todos los detalles necesarios; la impresión en papel puede tener problemas similares. En nuestro Centro, aparte del almacenamiento digital, entregamos placas con impresión láser de alta resolución y útiles para ser empleadas repetidamente en cualquier lugar conteniendo la información original con todos los detalles.
En el momento que vivimos, internet ofrece, a manera de oráculo, todo tipo de información. Si buscamos “mamografía”, podemos encontrar titulares que abarcan un espectro tan diverso que va desde considerarla infalible hasta poco menos que perjudicial. Se habla de que diagnostica todo, incluso un 40% más de canceres de los que hay, o de que su utilidad es muy limitada. A veces se pone el acento en la incomodidad y molestias (compresión, frio, cuando no dolores insoportables) o incluso en el peligro de irradiación o de indicar un exceso de intervenciones incluso de tratamientos no necesarios. En referencia a los programas de detección precoz organizada (screening o cribaje) podemos leer tanto que salva la vida a un 40% de mujeres o que no sirve para nada. También, en un terreno comercial, se anuncian ofertas y rebajas de todo tipo como si la mamografía fuera un simple objeto de consumo. Sin duda pues, y como hemos señalado muchas veces desde diversas tribunas, se produce una importante desinformación en un terreno en que tan necesaria es la información de la mujer y la sociedad para la lucha contra este enemigo que es el cáncer de mama, tema que por cierto también es tratado por los medios de forma muchas veces sensacionalista.
La mujer quiere, y debe, saber muchas cosas sobre su mama normal y sus enfermedades que nadie le explica (tal vez porque tampoco existe una formación sólida en algunos sectores de la sanidad). En una amplia encuesta realizada en el Master de Patología Mamaria-Senología de la Universidad de Barcelona, se demostró claramente el desconocimiento por parte de la población femenina de los aspectos más básicos y el deseo de recibir información sobre los mismos.
En el día a día es frecuente que a la mujer se le diga que “se haga una mamografía”. Pienso que este enunciado tan genérico es lo que puede originar la problemática y el desconcierto. Hacerse una mamografía puede querer decir asistir a un centro más o menos especializado, con aparatos muy diferentes, con médicos más o menos expertos, pasar a una habitación donde tras la compresión de la mama se obtienen unas imágenes, que posteriormente un médico que no ha hablado ni explorado a la mujer emite un dictamen, que la paciente recoge pasados unas días y que muchas veces no tiene utilidad porque es poco concreto o incluso crea nuevas angustias indicando nuevas pruebas porque , con este sistema que ya el Prof. Gros de Estrasburgo (introductor de la mamografía moderna) calificaba como “fotomatón” se demuestra que el simple “hacer” una mamografía no es suficiente.
Existen una serie de condicionantes y matices, que la población debe conocer para evitar la desinformación y conseguir todo lo que la mamografía puede aportar.
En primer lugar la calidad del aparato y la formación de todos los que participan en el proceso. La mamografía practicada en el marco de un programa oficial de detección precoz, donde toda la cadena está sometida a un estricto control de calidad, es un proceso donde no existe, p. ej. el contacto directo médico-mujer pero que ha demostrado que es eficaz para el objetivo que persigue que es sólo practicar un test para cribar, esto es separar, aquellos casos que pueden ser patológicos para ser introducidos en el sistema asistencial que llevará a seleccionar los verdaderamente positivos para tratarlos adecuadamente.
Pero, fuera de estas campañas que siempre deben ser sometidas a control, la mujer que quiere conocer el estado de sus mamas necesita algo más que “hacerse” una mamografía. Precisa un “estudio” y esto es lo que se hace en el marco de la Senología, introducida desde hace años como especial dedicación por parte de expertos, al estudio de la mama normal y patológica, de una forma global e integradora con un enfoque humanista. Esto representa que la paciente es citada en un medio solamente dedicado a la mama, atendida por un médico que empezará con una entrevista clínica, que es el dialogo médico-paciente que permite, además de conocer sus síntomas, preocupaciones, factores de riesgo, etc. y, entre otras cosas, explicar lo que se le va a hacer y cómo se efectuará la prueba. El médico experto realiza también la exploración física , cada vez más importante pero muchas veces olvidada al confiar únicamente en la tecnología, lleva a cabo las maniobras pertinentes en continuo dialogo con la paciente explicándole p.ej. la autoexploración y los cuidados del seno. Con los resultados establece un informe de este estudio, generalmente en el mismo acto clínico, y las recomendaciones que se pondrán en marcha en colaboración estrecha con el médico que la ha remitido precisamente para esto y no para disponer de un retrato tipo fotomatón.
Teniendo en cuenta las posibilidades de la mamografía, las condiciones para que sea de calidad y los diferentes objetivos que se pretenden en cada caso concreto, se podrá tener una información/formación suficiente para poder discriminar con criterio las noticias contradictorias. La base es que “hacer” una mamografía puede no ser suficiente cuando lo que se pretende es un “estudio mamario” que permita obtener el máximo de exactitud que hoy día puede lograrse, aceptando también que, por desgracia, la panacea no existe , pero que cuanto mejor se hagan las cosas menos problemas quedarán sin resolver.
Según se ha visto en QUÉ ES UNA MAMOGRAFÍA, su finalidad es obtener una imagen de gran calidad con una información casi milimétrica y con el mínimo riesgo y la máxima eficacia.
Como en una fotografía si el objeto se mueve la imagen se difumina, además obtenemos una suma de “sombras” en un mismo plano por lo que si apretamos, aparte de inmovilizar, “repartimos” mejor los tejidos y se superponen menos. Lo fundamental es que al comprimir disminuimos la distancia que deben atravesar los rayos-X y por lo tanto se disminuye aún más la cantidad de radiación que con buenos aparatos y buena técnica se demuestra que es prácticamente nula y exenta de riesgo.
Así pues la compresión es necesaria para la calidad. Pero aceptando que puede ser algo molesta hay que evitar que sea dolorosa, para ello hay que procurar no hacer la mamografía en periodos de congestión mamaria cómo puede ser la semana antes de la menstruación o incluso la ovulación. Sin embargo hay mujeres con mamas muy sensibles en las que una buena técnica y consejos de relajación pueden ser útiles. En casos extremos los modernos aparatos con tomosíntesis permiten obtener una exploración de calidad con menor compresión, pero hay que aceptar que se pierde algo la ventaja de disminuir radiación, aunque no se apliquen dosis peligrosas.
Son muchas las mujeres que acuden a su primera mamografía muy asustadas por el posible dolor. Generalmente es producto de haber recibido malas informaciones. Por esto es tan importante que quien realice la exploración sea un profesional experto que sepa comprender la situación, nada fácil para la paciente, y ponga de su parte todos los medios para que sea una exploración muy asumible como ocurre en la gran mayoría de los casos.
Para una mujer bien informada, la mamografía no debe ser una exploración que origine temor y prevención. Es la que, sí está bien realizada, tiene las mayores probabilidades a dia de hoy de obtener un correcto estudio de la mama.
Entre los muchos bulos que corren por internet, últimamente se afirma que la mamografía puede provocar cáncer de tiroides.
La irradiación puede en efecto ser cancerígena pero en lo referente a la mamografía:
- La dosis que podría recibir el tiroides, en caso de que el aparato no estuviera protegido, no sería perjudicial.
- Aparte de la baja dosis que proporciona la mamografía en la glándula mamaria, máxime con los aparatos de última generación, la protección del aparato impide que llegue a cualquier otra parte del cuerpo incluyendo tiroides y también matriz y ovarios.
- Si existe temor empleamos el “protector de tiroides” para mayor tranquilidad de la paciente. En caso de posible embarazo también, por prudencia, se emplea un “delantal” protector.
Las prótesis tienen una gran resistencia mecánica y la silicona que contienen es considerada el elemento que menor acción de rechazo provoca en el organismo. Una prótesis sin deterioro resiste teóricamente una presión de varias toneladas por unidad de superficie. Lo que llamamos rotura puede deberse a una agresión física directa desde el exterior pero habitualmente consiste en un desgaste de la cubierta por procesos poco conocidos que llegan a hacerla desaparecer en algunos puntos permitiendo la salida del contenido de gel de silicona que puede ser más o menos cohesivo (compacto) según el tipo de prótesis. Este contenido quedará, en un primer momento, retenido por la cápsula que el organismo ha fabricado a su alrededor (rotura intracapsular, de fácil solución) y también podrá pasar posteriormente a los tejidos vecinos produciendo procesos inflamatorios en relación a estos depósitos (siliconomas) y también puede emigrar por el sistema linfático a los ganglios que drenan la mama (rotura extracapsular, de solución más compleja).
Una prótesis sin deterioro no puede romperse por la compresión de la mamografía. La mamografía pretende el estudio de la glándula lo mejor posible y la prótesis, que no deja pasar los RX, no lo permite. Por esto la exploración correcta por mamografía de una mama con prótesis debe hacerse separando ésta mediante la conocida “maniobra de Eklund” con lo que la prótesis no dificulta el estudio y además no se presiona. Hay casos en que no es posible retirar la prótesis y entonces queda incluida en la placa pero tampoco se le somete a compresión pues apretaría a la glándula que tiene por delante, dificultando aún más su estudio.
Una mamografía realizada correctamente por personal conocedor de las prótesis no comprime en exceso la prótesis y por lo tanto no la rompe. Ahora bien la paciente portadora de prótesis debe conocer por la información que es preceptivo reciba antes de la operación que la prótesis puede deteriorarse y por lo tanto debe ser controlada, independiente de los controles para las enfermedades de la mama, con el fin de detectar su rotura en fase precoz. Esto sólo se consigue con exploración adecuada, que incluye como primer paso la ecografía dedicada y practicada por personal experto conocedor que este aspecto concreto, y a veces complejo, de la Senología que es el estudio de la mujer portadora de implantes.
Cada vez es más frecuente la consulta de pacientes portadoras de prótesis, generalmente con finalidad estética además de las empleadas para reconstrucción.
Estas mujeres precisan una información y una atención específicas que solo se pueden dar correctamente desde el concepto de Senología que comprende conocimientos integrados de varias especialidades.
Está claro que las prótesis no aumentan el riesgo de cáncer de mama ni de enfermedades inmunoreumatológicas, aunque hay algunas afecciones poco frecuentes que deben ser conocidas, pero llevan asociados algunos problemas: al ser opacas a los rayos X originan zonas de sombra en la glándula mamaria y exigen una técnica de estudio muy específica; además, pueden existir complicaciones como la contractura capsular y la formación de líquido peri-protésico, y, por la posibilidad de deterioro, precisan de un seguimiento concreto de su integridad complementario al estudio de la glándula y una valoración exacta en caso de rotura para decidir el mejor tratamiento.
Por todas estas peculiaridades, se necesita que quien haga su estudio, tenga además una serie de conocimientos sobre los diferentes tipos de prótesis, de las diferentes técnicas que se pueden haber empleado para su implantación y de las complicaciones y patologías asociadas. Por este motivo el estudio de una mama portadora de prótesis no debe hacerse de forma rutinaria con los protocolos habituales.
Para estudiar la glándula con mamografía con el fin de detectar enfermedades de la misma, debe hacerse sin que la prótesis oculte ninguna parte. Esto puede conseguirse con maniobras especiales (la llamada maniobra de Ecklund) para separarla y las técnicas de tomosíntesis, estudiando cortes de la mama, pueden ayudar. Pero la realización de este estudio dependerá del tipo de prótesis, de su situación, de la presencia de contractura, en fin de conocimientos más allá de la simple mamografía. Aparte de estos factores que deben preocupar al médico, el que preocupa más a las pacientes es si la compresión necesaria para la mamografía puede romper la prótesis. Si bien este tema se trata en un artículo específico: “¿Se puede romper la prótesis al hacer una mamografía?”, ya podemos adelantar que una prótesis sin deterioro no se rompe aunque se ejerza una presión elevada sobre la misma.
Para el estudio de la prótesis, debe complementarse la mamografía en primer lugar con ecografía especialmente dedicada. En manos de un experto, la ecografía, permite estudiar, con mucha seguridad, la integridad de la cubierta, la existencia de liquido y la presencia de silicona por fuera de la capsula, dentro de la glándula o en los ganglios. La resonancia magnética mamaria se considera la exploración más exacta pero debe valorarse que su realización es más difícil, el precio y la necesidad de conocimientos específicos y experiencia de quien la interpreta. La resonancia también permite el estudio de la glándula, pero para ello hay que hacerla con contraste intravenoso. Por todos estos motivos su indicación debe ser bien valorada.
En resumen, si se llevan prótesis, el estudio de la glándula es más difícil y debe valorarse además el estado de la prótesis; todo ello requiere que el estudio sea realizado por personal muy especializado.s.
Muchas mujeres (hasta el 60%), independientemente de si han lactado o no, pueden tener una pequeña secreción por los pezones, si se presionan, que debe considerarse normal.
Hay muchas medicaciones que pueden producirla. También puede ser debida a un aumento de la hormona prolactina, fabricada por la hipófisis y, en este caso, se requerirá un estudio aparte.
La secreción que puede indicar patología mamaria es aquella que se produce por un solo orificio del pezón y de forma espontánea. Puede ser amarillenta o bien sanguinolenta con sangre roja o más oscura. Muchas veces se trata de un proceso benigno pero debe estudiarse adecuadamente; una exploración muy específica para esta patología es la galactografía que consiste en una mamografía realizada tras introducir un líquido de contraste en el orificio que segrega el líquido. Es una exploración que se practica en Centros muy especializados, como el nuestro.
A una mujer que ha hecho sus controles en una campaña de detección precoz se la deja de citar a los 69 años. Esto ha propiciado la creencia de que, a partir de esta edad, ya no existe riesgo. Esto es absolutamente falso ya que el riesgo de cáncer de mama aumenta con la edad y por eso se aconseja hacer mamografías de control mientras exista un buen estado general. En las mujeres mayores el beneficio del diagnóstico precoz es hacer tratamientos más fáciles y efectivos. El diagnóstico tardío da lugar a peor calidad de vida y un diagnóstico de cáncer obliga siempre, sea cual sea la edad, a plantear tratamiento. O sea mamografías mientras la salud lo permita independientemente de la edad.
Está demostrado que durante la realización de la mamografía la dosis que puede llegar al feto es despreciable y el riesgo para él insignificante. Para que la madre reciba una dosis capaz de alterar al feto sería necesario hacerle seguidas ... ¡más de 200 mamografías!. Sin embargo la prudéncia es necesaria y, ante la menor duda de embarazo detectada en la entrevista previa por parte del médico, se colocará a la paciente un delantal plomado de protección complementaria.
Al no tener todas las mujeres el mismo riesgo de desarrollar un cáncer de mama, ni el mismo tipo de tejido mamario, cualquier generalización al respecto está abocada al error. Lo más recomendable es individualizar cada caso. Tras una adecuada valoración, el consejo de su médico, que va a depender de muchos factores, le ayudará a decidir. Esta decisión jamás debe ser una imposición por parte del médico.
Existe un cierto confusionismo por dos informaciones generales, no siempre suficientemente claras:
1- Las campañas “oficiales” de detección precoz invitan a las mujeres a hacerse una mamografía cada dos años entre los 50 y 69 años. Este es el grupo de edad en el que se ha demostrado rendimiento coste/beneficio para reducir la mortalidad de la población genera. Sin embargo, más de la mitad de cánceres de mama se producen fuera de estas edades. El hecho de que no se demuestre beneficio para la población global fuera de estas edades no quiere decir que no lo exista a nivel individual.
2- El riesgo por radiación que ya hemos dicho es despreciable sin duda debe tenerse en cuenta. Se deben limitar las exploraciones a las necesarias ya que “ tiene más riesgo no hacerse una mamografía cuando es necesaria”. Se acepta por las Sociedades Científicas que debe empezarse el control con mamografía a partir de los 40 años y si existe algún antecedente familiar en edad joven empezar diez años antes de la edad en que apareció este cáncer. Es aceptado también hacer una primera mamografía de valoración a los 35 años.
Los “riesgos” de la mamografía que debemos considerar son:
- Por su sensibilidad, cada vez mayor con los equipos actuales, es capaz de detectar muchas lesiones de aspecto sospechoso que no siempre serán cáncer. Estos hallazgos van a requerir estudios adicionales, algunos invasivos como las biopsias, para descartar o confirmar la sospecha.
- A pesar de los continuos avances técnicos, la mamografía no es capaz de detectar todos los cánceres. Por lo tanto, y pese a que el porcentaje de tumores no detectados por ella es bajo, debemos tener en cuenta que la ausencia de hallazgos sospechosos en una mamografía no excluye completamente la posibilidad de tumor. Si en una mujer con mamografía “normal” existe algún cambio o síntoma en la mama debemos seguir estudiando su pecho por otros medios. En mamas con estructura más “complicada” la adición del estudio por tomosíntesis y el complemento con ecografía mamaria aumenta la capacidad de detección.
Lo ideal es un control clínico, cada año, y mamográfico en función de lo que le aconseje su médico. La mejor forma de hacerlo es someterse a lo que hemos descrito en otro apartado (“Hacer una mamografía”), personalizando las pruebas a realizar y su periodicidad a las circunstancias de cada mujer.
A veces se pregunta si después de la mamografía la leche materna puede proporcionar algún perjuicio al lactante. Esto no tiene en absoluto ningún fundamento, siendo uno de los muchos bulos que a veces corren por las redes, Desde el punto de vista práctico, cuando sea conveniente hacer la exploración en periodo de lactancia, es mejor con el pecho vacío para evitar incomodidades.
Si, en primer lugar intentando evitar hacer la prueba en los momentos del ciclo en que la mama está más congestiva (los dos-tres días de la ovulación y antes de la regla).
Con los aparatos modernos y en concreto con la técnica de la tomosíntesis (3D) puede obtenerse una calidad correcta con menor compresión. Hay que aceptar que comprimir menos aumenta ligeramente la cantidad de radiación recibida por la glándula, aunque dentro de los límites aceptables si se emplean los mamógrafos de última generación.
La ecografía exclusiva no es aceptada como método de diagnóstico precoz de cáncer de mama. Se sabe que hay tumores que se caracterizan mejor o incluso se detectan exclusivamente por ecografía. Sin embargo la exploración principal para la detección precoz de cáncer de mama es la mamografía reservándose la ecografía como método complementario cuando está indicada.
Para estudio inicial en mujeres muy jóvenes sí que es la técnica de elección. Puede emplearse para control de procesos benignos y otras circunstancias que el especialista decidirá.
Si, a la tomosíntesis también se le llama mamografía 3D, tal vez porque se considera que es una denominación más mediática o más comprensible. De hecho, el mamógrafo realiza varias adquisiciones de la mama con muy baja dosis de radiación y, un software, post-procesa estas adquisiciones para generar una visión de todo el volumen de la mama, corte a corte. Con este procedimiento el médico puede ver como en una película todo el volumen de la mama como si se penetrara en su interior. Con esta técnica puede localizarse una imagen en los tres ejes del espacio. Se consigue así que la mamografía sea más sensible y además más específica.
Muy frecuentemente las mujeres, y especialmente los medios de comunicación, asocian esta nueva tecnología con la desaparición de las molestias, que a veces son importantes, debidas a la firme compresión de la mama.
A pesar de que disminuir la presión sobre la mama no perjudica la calidad del estudio mamario se ha de saber que, al haber más grosor de tejido, se aumenta la dosis de radiación a la glándula mamaria. Dada la avanzada tecnología de estos aparatos se puede comprimir menos con igual calidad de imagen pero lo ideal sigue siendo comprimir la mama, con firmeza, para dar la mínima dosis de radiación posible.
En resumen; la compresión firme de la mama es un parámetro de calidad que es conveniente sumar a los muchos que aportan los aparatos de última generación. Sólo en casos concretos, por el dolor o el temor de la paciente, se puede disminuir la compresión. Puede hacerse sin disminuir la calidad de la imagen pero con un aumento de la dosis de radiación.
En el estudio con Tomosíntesis (3D) se obtienen gran cantidad de cortes seriados del interior de la mama que el médico especialista visualizará a manera de película para llegar a un diagnóstico preciso. Con el resultado que se entrega a la paciente se adjunta una única placa que reúne todas estas imágenes (síntesis) y es como una placa normal de mamografía, útil para el estudio, sin necesitar hacer otro disparo. A veces también se adjunta una imagen suplementaria de uno de los cortes más significativos.
El médico remitente dispone, a través de un espacio reservado y protegido dentro de la Web del Centro, de toda la secuencia de imágenes para su valoración si la paciente lo ha autorizado.
Uno de los bulos que ha circulado y que, a veces aún escuchamos, es que las maniobras sobre el tumor suponen un riesgo de que la enfermedad se disemine. Se puede asegurar, basados en los conocimientos actuales de la biología celular y en la evidencia científica, que esto es totalmente falso. Para evitar las complicaciones locales deben tenerse en cuenta las recomendaciones expuestas en el apartado “Intervencionismo”.
Por desgracia, no existe ningún método totalmente exacto. La mamografía tiene sus limitaciones y hay un porcentaje de tumores (se acepta que es alrededor del 12%) que no pueden ser detectados. Este porcentaje disminuye con la mayor calidad de la técnica empleada y de la interpretación por médicos expertos.
Sí, existe una normativa tanto en relación a la calidad de los aparatos, como a los requerimientos( formación, experiencia, etc.) del médico que hace el informe.
Se difunden muchos folletos explicando la autoexploración. En la práctica pocas mujeres la practican correctamente tanto porque se describe como un acto muy complejo en que la mujer ha de hacer de médico de sí misma (lo que no es el caso), como porque hay mujeres que “encuentran muchas cosas” y se asustan. Lo que preconizamos es que la mujer debe conocerse su seno y no tenerle miedo. Recomendamos la lectura de nuestro folleto “Conocerme es quererte”.
Una mamografía de despistaje o cribaje es simplemente un test para detectar si hay probabilidad de que exista algo maligno que precise más exploraciones. Un estudio de la mama pretende llegar a un diagnóstico, tanto de procesos benignos como malignos, dirigido y realizado por personal experto en un centro especializado. Ver: “Hacer una mamografía”